martes, 29 de julio de 2008

Soy un pobre esclavo de tu grandeza,
dejo mis huellas en cada centímetro de tu piel;

Cuando tu por mandato me lo exiges.

Recorro con mi lengua erguida
cada parte de tu cuerpo que es mío,
como lo es el mío totalmente tuyo.

Para ser desgarrado por tus besos lentamente,
y cada noche te haré el amor hasta agotarte
quedándote empapado por mi sudor. Al igual que yo terminare agotado por satisfacerte.

El agua caía muy lentamente,
sobre nuestros cuerpos desnudos,
aún lo sigo sintiendo.

Siento tus besos,
esos besos que comenzaban suaves,
pero que, al aumentar nuestro deseo,
se hacían cada vez mas profundos.

Recuerdo tus manos,
esas manos que sabían como y donde acariciar,
como hacer que mi cuerpo ardiera en llamas,
esas manos que bajo la lluvia,
recorrían cada centímetro de mi cuerpo,
iban y venían, subían y bajaban...

Recorrían mi cara,
pasaban por mi cuello,
mis hombros,
por mi pecho,
se estacionaban unos instantes en mi cintura,
mientras tus labios me besaban,
mientras mis manos,
acariciaban tus brazos, tu espalda mojada.

Continuaban su camino,
una y otra vez...

Aun siento,
como mi cuerpo quedaba capturado
entre tu pecho y la pared.

Tus manos acariciando y presionando mis piernas,
que colgaban en el aire,
apoyadas en tus caderas, sostenidas por tus manos...

Mi amor,
que bello sera...
La noche que
me hagas tuyo...

¡Bajo la lluvia de la ducha!

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