martes, 29 de julio de 2008

iniciacion

Desde pequeño me han seducido de forma especial las situaciones de sumisión y dominación. Las películas de la antigüedad, romanos, griegos, egipcios, me gustaban mucho por sus escenas de amos, esclavos, torturas. También las escenas de violaciones me han excitado mucho, aunque yo sea una persona incapaz de hacer daño a nadie.
Las escenas de violaciones de la Naranja Mecánica son unas de mis preferidas y cuando vi Historia de O tuve que salir al baño a masturbarme. Posteriormente leí el libro, que también me agrado mucho junto con Justine del Marqués de Sade. Dos lecturas que recomiendo a todo amante del bdsm.

Nunca llegué a realizar ninguna de mis fantasías hasta hace ahora aproximadamente dos años. Durante mucho tiempo estuve intercambiando e-mails interminables con gente que al final nunca me decidía a conocer hasta que entablé contacto con un hombre que me propuso una sesión de “prueba” en la cual vería si yo tenía condición de esclavo o no. Debo de decir que en los meses de verano mi libido se dispara y el deseo puede a todas las trabas, indecisiones, miedos, reparos, complejos e impedimentos sociales que normalmente me acompañan.
Quedamos una mañana en la salida del metro de Legazpi en Madrid y después de reconocerle por unos datos que me había dado, me presenté. Era unos años mayor que yo, que en ese momento tenía 41, pero encajaba en el concepto de amo que yo tenía. Debo de aclarar que excepto los escarceos propios de la adolescencia con algún amigo, nunca había tenido experiencias homosexuales, aunque siempre me he considerado un tanto bisexual. El hecho de no ser homosexual y someterme a un AMO ampliaba mi sentimiento de sumisión muy satisfactoriamente. La única condición que puse, en cuanto a sexo, fue que en esta sesión de prueba no fuera sodomizado.

Yo también debí encajar en las expectativas que él tenía de esclavo porque, después de un ligero reconocimiento, me llevó a un piso que tenía en la zona. Durante el trayecto me estuvo preguntando si tenía algún impedimento físico o lesión que me impidiera realizar alguna práctica y que iba a vivir una experiencia morbosa sin mayores complicaciones, siempre en un tono amigable de igual a igual.

Al cabo de un rato andando, entramos en un portal de una casa antigua, la zona es bastante antigua, y subimos en el ascensor a un tercer piso. Abrió la puerta con llave y una vez que pasamos al interior la cerró con todas las cerraduras y me dijo:
-A partir de aquí comienza tu adiestramiento. No me mirarás a los ojos y me hablarás sólo cuando te pregunte, terminando tu respuesta con la palabra AMO.
¿Has entendido, esclavo? – me gritó agarrándome del pelo y echando mi cabeza hacia atrás.
-Sí – respondí.
-¿Sí, qué? estúpido – gritó de nuevo.
-Sí AMO – contesté.
Y como mi cabeza estaba echada hacia atrás y le miraba a los ojos me dijo: -Imbécil, ¿no te he dicho que no me mires a los ojos?. Echando mi cabeza hacia delante me arrastró hasta la primera habitación y me ordenó:
-¡Desnúdate menos los slips y espera a que te llame!. (El día que concretamos la cita por teléfono me advirtió que usara slips y no otro tipo de ropa interior como bóxer, supongo que le gustaría así.) Me desnudé en una habitación muy en penumbra que daba a un patio interior, amueblada, como el resto de la casa, de muebles antiguos.

En la habitación había un armario, una silla, donde deposité mi ropa, una mesilla y una cama que, curiosamente, tenía encima de la colcha, en la mitad más o menos, un cojín tapado con varias toallas lo cual recordaba a una especie de montañita. Al rato sonó la voz del AMO detrás de la puerta:
-¡Esclavo, sal de la habitación!.
Salí, ya con la cabeza gacha, mirando al suelo, pero pude observar que él estaba con una túnica negra y una máscara. Al salir de la habitación me colocó un collar con una cadena y tirando del me dijo:
-Esclavo, tu AMO va a bañarte, como el animal sucio adquirido en el mercado que eres. Me arrastró al cuarto de baño y me ordenó que me quitará el slip y me metiera en la ducha.

Mi excitación iba en aumento al sentirme desnudo delante de otra persona y tratado, por fin, como un esclavo. Mi pene ya estaba duro cuando el AMO comenzó a bañarme (recordaba cuando en los picaderos bañan a los caballos, él lo hacía de la misma manera echándome agua por la espalda). Una vez consideró que su animal estaba limpio me ordenó salir y me secó. Mi pene ya estaba a punto de explotar pero él parecía no darle mayor importancia.
-Termina de secarte, esclavo y cuando termines avísame – dijo abandonando el cuarto de baño con pinta de enfado.
-Sí AMO, contesté.

Cuando termine de secarme dije:
-AMO, ya he terminado.
-Bien – respondió – sal del baño y ven al salón.

Salí del baño y recorrí un pequeño pasillo hasta llegar al salón. El salón estaba decorado con muebles antiguos, un tanto decadentes. El AMO estaba sentado en un sillón y levantándose la túnica me mostró su polla enfundada en un preservativo a la vez que ordenaba: -¡Esclavo!, arrodíllate y mama la polla de tu AMO. Cumplí las órdenes que se me daban y comencé a chupar la verga no con mucha pericia ya que al poco dijo:
-No tienes ni puta idea de chupar la polla. ¡Vaya compra que hice!.
Ven – dijo poniéndome en pie – vamos a ver que tal te portas.

De un cajón saco unos grilletes que una vez acoplados a mis muñecas fueron enganchados en unos mosquetones que llevaba mi collar, quedando de esta forma totalmente indefenso. Entonces comenzó a sobarme por todo mi cuerpo de forma lasciva a la vez que lo recorría con un vibrador. Para más indefensión me inclinó sobre una especie de potro que hacía que mi culo se ofreciera de forma insultante y colocó la correa, que colgaba de mi collar, a una anilla que se encontraba enfrente de mí. A continuación me sujetó los tobillos, separados, con cinta de persiana, a ambas patas del potro. Yo ya no podía más y estaba a punto de correrme. El AMO comenzó a tocarme el culo y pude observar como se colocaba un guante y se untaba vaselina, tanto en los dedos como la aplicaba a mi agujero. En ese momento sonó el timbre de la puerta. Creí morirme. Pensé que era una encerrona.

Ahora vendrán otros y a saber que harán conmigo, supuse y exclamé:
-¡Oh, no!. El AMO contestó:
-Cállate – dijo y no se movió -.
Era una equivocación, pero a mí me supuso un miedo terrible que hizo que eyaculara sin remedio. Al cabo de un instante el AMO prosiguió dilatándome el culo hasta que comenzó a introducir su polla a lo cual exclamé:
-AMO, habíamos pactado que no me penetrarías.
-Estúpido, esto no es una penetración, es sólo una prueba de dilatación. Ya sabrás lo que es una penetración cuando llegue el momento y ahora vas a ser castigado por haberme interrumpido.

Desapareció en una habitación y volvió con una especie de fusta que empezó a golpearla contra mi trasero. Mientras me castigaba me decía: -Puto esclavo, vas a probar la fusta de tu AMO. Al principio me escocía un poco, pero al cuarto azote empecé a disfrutar y cada fustazo, que no eran muy fuertes, hacía que mi polla se pusiera otra vez en erección. Al décimo azote paró y soltándome volvió a colocarme de rodillas para comenzar de nuevo una felación al tiempo que decía:
-Esclavo, esmérate con mi polla o conocerás un castigo peor al de la fusta. Hice lo que pude pero al rato dijo:
-No hay manera contigo. – y volvió a colocarme en el potro.
Otra vez comenzó con la vaselina e introdujo el vibrador tres o cuatro centímetros en mi culo. Ya no dije nada. Mientras el vibrador me volvía loco volví a correrme y cuando estaba en pleno orgasmo sentí como me abrasaba la espalda y grité con todas mis fuerzas. El AMO me estaba aplicando cera con una vela en la espalda y fue más la sorpresa que realmente el dolor que producía lo que me hizo gritar.
-Vaya, vaya, conque grititos –dijo- Ahora verás.

Y poniéndose delante de mí me introdujo su polla en mi boca mientras seguía volcando cera de la vela en mi espalda. Yo ya no sabía de donde sacaba fuerzas pero mi polla estaba otra vez dura como una piedra. Violado por detrás por un vibrador, por delante por el AMO y la cera en mi espalda, todo esto en una completa inmovilización. No duró mucho. Me soltó y me llevó a la habitación en donde me había desnudado y me hizo tumbar en la cama. Ahora sabía para que era el cojín. Mi culo quedaba otra vez expuesto para ser usado por el AMO. Los grilletes fueron sujetados a dos cadenas del cabecero y los tobillos llevaron el mismo camino. Ya está pensé, ahora me violará.

En efecto, el AMO se puso de rodillas detrás de mí y comenzó a meterme su polla, siempre enfundada en el preservativo, mientras decía: -Esclavo, vas a ser follado por tu AMO. ¿Alguna objeción?. -Ninguna AMO - respondí – puedes hacer de mí lo que quieras. El AMO comenzó a follarme pero no metía más que lo que había hecho con el vibrador, tres o cuatro centímetros. Yo ya estaba loco, atado a una cama y siendo “violado” (o no tan violado) y comencé a mover el culo. -Muy bien esclavo, muy bien – decía el AMO – sigue así. Y en ese momento se corrió con gran estruendo, pero eso sí, sin terminar de penetrarme. Yo hice lo mismo y terminé exhausto, encima de la cama, atado de pies y manos, quedándome dormido. No puedo decir el tiempo que estuve dormido pero cuando desperté me encontraba en la misma posición y las muñecas me dolían un poco.

-¡AMO!– llamé.

Pero no obtuve respuesta alguna. Otra vez el miedo me inundó. Me dejaría abandonado el tiempo que quisiera, tal vez horas o días. Una fusta recorriendo mi espalda hasta el culo y apoyándose en él, me volvió a la realidad. Abrí los ojos y me encontré al AMO sentado a la cabecera de la cama mirándome fijamente. Con la fusta me levantó la barbilla.
-¿Has disfrutado esclavo? – dijo. -Sí, AMO, mucho – respondí.- ¿Pero por qué no me penetraste? – pregunté. -¿Acaso no habíamos pactado no hacerlo?.

Un AMO siempre debe de tener el control de la situación. Si lo hubiera hecho tal vez ahora estarías resentido, de esta forma confías en tu AMO y deseas que te folle. Pero eso será en otra ocasión. Me desató y me dijo que me duchara. Cuando termine me vestí y él ya estaba esperándome en el recibidor. -Bueno, aquí termina tu primera sesión de adiestramiento. Espero que hayas encontrado lo que buscabas.
Salimos a la calle como si tal cosa, nos separamos y nunca más he vuelto a verle.
Esta experiencia la recuerdo con agrado y me masturbo a menudo pensando en ella. He contactado por e-mail con algún AMO, pero ya no he experimentado sesión alguna.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantan los relatos que voy leyendo. En los primeros párrafos me he reconocido, por eso quiero escribirte. Seguiré leyéndote... Mi blog es ossimmush.blogspot.com (ossimmush@gmail.com). Un saludo.